Cusco o Qosco -en quechua– es la cuna del Imperio Inca, en sus calles se vive la cultura de su pueblo, que a pesar de los años, sigue manteniendo esa magia y encanto especial que la hacen única; cada piedra de sus calles, sus rojos tejados, su gente, sus edificios y monumentos hablan de su historia.
Al llegar a la ciudad, no sorprende, sus alrededores no son nada espectaculares, pero al adentrarse al casco antiguo, todo cambia… es verdaderamente hermoso. Lo que fue una vez la capital del Imperio Inca, actualmente es una de las ciudades con más sabor que conozco; la mezcla de culturas se ve reflejada a lo largo de todas sus calles. Pensé que iba a ser muy similar a las ciudades coloniales mexicanas -las cuales también son hermosas- pero Cusco, tiene un encanto especial y diferente, que se siente en su gente y en su arquitectura. Se respira una cultura viva.
Antes de llegar nos habían advertido del mal de altura al llegar a Cusco, y más desde Lima -la cual se encuentra al nivel del mar-, pero no pensé que en realidad si lo fueras a sufrir. Cusco se encuentra a 3,399mts sobre el nivel del mar -más alto que la Ciudad de México, con 2,250mts-. Por lo que al llegar de Lima, te afecta más el mal de altura. Pero uno de los remedios milenarios para sobrellevar este mal, es el té de coca o mate de coca. Esta bebida se utiliza desde el tiempo de los Incas, usado como un estimulante para curar el mal de altura, y tiene un efecto similar al café, con el cual reciben a todos sus visitantes.
Por la altura la sangre se espesa por la falta de oxigeno y no llega al 100% al cerebro -por eso son los mareos o el mal de altura-, entonces la coca ayuda a que la sangre se vuelva ligera y se de esta forma fluya bien por todo el cuerpo. Al principio el sabor es algo amargo, pero después de un tiempo su sabor se convierte en algo agradable -tanto que compramos unas cajas de té de coca para traerlos de regreso a México-.
Qué conocer en Cusco
El casco antiguo de Cusco, es pequeño, por lo que se puede llegar a recorrer en pocos días. Cada rincón guarda un pedazo de sus historia y es un eterno recordatorio del esplendor del Imperio Inca y más de su antigua capital. Perfectamente trazada desde aquellos tiempos, mantiene los principales caminos y edificios, a tal grado que cuando llegaron los españoles simplemente construyeron arriba de ellos, para conservar su espectacular infraestructura. En su arquitectura se puede ver la mezcla de ambos mundos.
Sus mercados reflejan lo que es la sociedad peruana, todos sus tipos de alimentos para la impresionante gastronomía peruana; todo tipo de papas -moradas, azules, rojas, pequeñas, grandes-, muchos tipos de quinua, maíz, frutas y verduras y todo tipo de productos frescos, una gran cantidad de productos agrícolas que componen su dieta típica. Vale la pena ir a conocer uno de sus mercados para conocer la vida cotidiana de Cusco, como el Mercado Central de San Pedro. Ahí se encuentran también una serie de artesanías, junto con la vestimenta tan colorida de su gente, le dan un toque especial.
Uno de los edificios -que a mi parecer- es que el refleja mejor esta combinación, a demás de contar con una arquitectura impresionante, es el Convento de Santo Domingo o Qorikancha. Estas ruinas Incas son el cimiento de una Iglesia Católica colonial y convento de Santo Domingo.
En sus días, este fue el templo más rico del Imperio Inca. Qorikancha quiere decir «patio dorado», ya que sus paredes estaban cubiertas de oro. Al recorrer el patio central de estilo colonial, rodeado de muros incas, es impresionante ver como mantiene su arquitectura original por debajo, y por arriba, los rastros de la conquista. Es una curiosa y fascinante combinación de arquitectura inca y colonial.
Se dice que cuando llegaron los españoles al templo, nunca encontraron tanto ojo en un mismo lugar, sus paredes estaban cubiertas de aquel preciado metal, que iluminaba todo el lugar con su tono dorado. Aquí se rendía culto al Dios Inca «Inti» (Sol), por lo que este lugar era llamado el «Templo del Sol». La mayoría del oro -tanto del Perú como de America- fue enviado a España, y solo quedan sus paredes desnudas de piedra. Si hoy en día es una construcción impresionante, imaginen en tiempo y esplendor del Imperio Inca.
El Qorikancha fue uno de los templos más importantes para los Incas, razón por la cuál la Iglesia Católica no iba a dejar pasar su oportunidad de demostrar sus dominios construyendo sobre el. Muchas de las piezas del templo fueron utilizadas para edificar la Iglesia de Santo Domingo. Pero en 1650 un terremoto destruyo gran parte del templo católico, mientras que el templo inca, no sufrió grandes daños. Para ellos fue como si se tratara de un mensajes de los dioses.
Otro punto importante de Cusco, y que no se debe pasar por alto, es el Barrio de San Blas, conocido como el barrio de los artistas, y este se ha convertido en una atracción de moda; con sus puertas azules, arquitectura clásica, estrechos callejones y abundantes bares, tiendas y restaurantes.
Al llegar al barrio, bajamos a pie sobre la calle Hatun Rumiyoc, famosa porque alberga un muro de piedra -que abarca casi toda la calle- con el mismo nombre, en donde se encuentra la «piedra de los 12 ángulos«, famosa por el perfecto ensamblaje de sus 12 esquinas y ángulos con las demás piedras que lo rodean. Hatun Rumiyoc significa «casa que tiene piedras grandes o que tiene piedra grande», y tus ojos no dejaran mentir al significado del nombre de la calle. Esa impresionante muralla de piedra era parte del antiguo Palacio Inca Roca, al día de hoy es el Palacio Arzobispal.
A los poco metros del gran muro de piedra llegas a la Plaza de Armas, justo en el centro de Cusco. En tiempos de los Incas era llamada Huacaypata, la cuál también era el corazón de la ciudad. Hoy representa la mezcla de las dos culturas, donde en su centro suelen ondear dos banderas; la rojiblanca peruana y la multicolor de Tahuantinsuyo, que representa las cuatro regiones del Imperio Inca -aunque suele confundirse con el estandarte de la comunidad LGTB-, pero no lo es.
La Plaza de Armas esta rodeada de varios edificios coloniales; de un lado se encuentra la Catedral de Cusco y por el otro la Iglesia de la Compañía de Jesús. Es una plaza muy hermosa, y vale la pena verla tanto de día como de noche, ya que cuando comienza a oscurecer, el cielo se tiñe de diferentes tonalidades naranjas, que llegan a mezclarse con los faros de luz, creando un escenario digo de admirar.
Por último, la Catedral de Cusco. Está construida sobre el Palacio de Viracocha Inca, y para su construcción también utilizaron bloques de piedras de Sacsayhuamán –unas ruinas que se encuentran en los alrededores de la ciudad-. La Catedral fue construida en 1559. Dentro del edificio se encuentran grandes obras del arte colonial de Cusco, característico de su época. Una de las obras más famosas es la Ultima Cena, del artista quechua Marcos Zapata, ya que al observarla bien, se puede apreciar que en la mesa, como platillo principal, se encuentra un cuy asado -el cuál es un animal muy común en la gastronomía peruana-. Este cuadro representa la mezcla de las dos culturas en una sola imagen.
Caminando por sus laberintos de pequeños callejones, inmersos en su calles y edificios empedrados llenos de historia, nos hacen entender esa conexión que tiene el pueblo peruano con la pachamama. Cusco es la esencia del Peru, de su gente, su historia y sus tradiciones. Quisiera poder expresar por escrito todo aquello que sentí cuando conocí la ciudad, pero no lograr encontrar las palabras para poder describirla, simplemente tienes que vivirla, sentirla y verla con tus propios ojos.