Las personas son como un libro. A primera vista, juzgadas por su portada, sin conocer su interior. Nos han enseñado a apreciar la belleza, a dejarnos envolver por los finos detalles que adornan un objeto. Como un cazador ante su presa… hipnotizados por el deseo.
Juzgamos antes de conocer, nos dejamos llevar por lo que nuestros ojos creen que ven. Pero como lo expresa Gandalf, del legendarium de Tolkien; “no todo lo que reluce es oro, ni todo el que anda errante anda perdido”, haciendo referencia a Aragorn. El cuál vestido con harapos y vagando por el mundo, es quien es el verdadero Rey de Gondor.
Nos enseñan a cubrir nuestras imperfecciones con adornos, con falsas realidades. Mostrando una cara al mundo, cuando en el interior tenemos otra. Somos esclavos de nuestra propia portada, esperando ser descubiertos por algún aventurero que quiera adentrarse en tus páginas, conocer tu historia.
Que se deje llevar por ese amor, esa pasión, ese odio, esa tristeza, esa felicidad que esta escrita por todas tus paginas, pero que tú portada las encierra, manteniéndolas ajenas a todos aquellos que solo ven tu exterior.
Muchas veces los libros con las portadas más hermosas, cuentan una historia vacía en su interior. Los cuales al abrirlos y adentrarnos en ellos nos dejan como comenzamos. Nuestros ojos pasan por sus páginas vacías, y a la mitad decidimos cerrarlos. “No todo lo que reluce es oro”, amen Tolkien. No toda la belleza exterior guarda belleza en su interior.
Si todas las personas fueran un libro, ¿te dejarías guiar por su linda portada? ¿o te arriesgarías con uno no tan atractivo a primera vista, pero descubrir que guarda un tesoro en su interior? Adentrarse en su historia, dejarse llevar por cada palabra escrita en ella, descubrir nuevos mundos, personajes, nuevas enseñanzas… ver la vida desde otra perspectiva. Perderte entre las páginas de su historia, que podrían convertirse en la tuya.
“Y de eso se trata, de coincidir con gente que te haga ver las cosas que tú no ves. Que te enseñen a mirar con otros ojos” – Mario Benedetti.
Los libros me enseñaron que puedo ver la vida a través de sus personajes; vivir sus experiencias, sentir su amor, su tristeza… me permitieron adentrarme en su historia, convertirme en ellos. Las personas son como los libros; cuando decides introducirte en ellos, te convierte en historias de papel. Simples hojas de papel, pero deliciosamente adornadas por bellas palabras que crean su historia. Te enseñan a mirar con otros ojos.
Compañerita, que deleite!!
Justo la escencia de las acciones es el trabajo importante en el hacer de una vida, algo trascendental
Felicidades!!!🌷
Pilar
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