Pequeñas Historias
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Bienvenida Realidad

-Tienes que dejar a lado tus miedos, no te puedes quedar estancada en dónde estás para siempre… tienes que aceptarlo-. Esas fueron las últimas palabras que salieron de su boca antes de partir por la misma puerta que había entrado años atrás. Todo se desvanecía tan rápidamente que no tuve tiempo de pensar en lo que acaba de suceder en ese momento, solo me quede ahí, inmóvil, sin expresar una mínima señal de vida en mi ser. Todo lo que había sido por 10 años acaba de escapar de mis manos en menos de 5 segundos por la puerta. Si, así de fácil.

¿Por que siempre todo lo que toco tiene que terminar? ¿No podía ser como un Rey Midas, que todo lo que tocaba se convertía en oro y eran felices? Oh, espera, creo que esa ultima historia acabo mal. Pero, ¿lo ven? es lo mismo, a fin de cuentas todo tiene un final triste, no existen los cuentos de hadas, ni las historias de amor, ni el príncipe azul, ni todas las historias bonitas que ves en la televisión, esto es la vida real y cuesta aceptar que vives en ella y no en tu película favorita. Y al parecer lo acabo de aprender, con una caída libre y un gran golpe en el suelo que me recibe.

“¡trr…trr…!” – suena el despertador a las 7:00am. Lentamente abro los ojos. Mirando al techo, me quedo inmóvil sobre la cama… intentando acomodar mis pensamientos. Poco a poco la luz del sol de la mañana que entra por la ventana me va haciendo reaccionar y me quedo pensando… ¿fue un sueño?. Los días pasaban y mis sueños se volvían mas lúcidos y comenzaba a costarme diferenciarlos de la realidad, lo que me dejaba pensando y haciéndome la misma pregunta, una y otra vez…

La misma rutina de todas las mañanas. Al fin me despego de la almohada, me quedo unos instantes sentada sobre el borde de la cama, en lo que mi cuerpo -o mi mente- toman la decisión de empezar a moverse. Me dirijo al baño, como por inercia, todavía como si siguiera dormida y mi cuerpo se moviera como un robot ya programado. Mi mente sigue en blanco, mi cuerpo… llevado por la rutina de la mañana.

Saliendo de la ducha, me miro al espejo… ya no puedo comprender si la persona que se ve reflejada en él, sigue siendo la misma que durmió ayer por la noche.

1 comentario

  1. Fabiola Camarena says

    Todos cambiamos dia a dia y es dificil aceptar los cambios y al mismo tiempo aceptar la rutina, estoy de acuerdo contigo.
    Te felicito por estas palabras, muy bien redactadas.

    Le gusta a 1 persona

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