Una joya del pasado colonial de México, con sus calles de adoquines, sus coloridas casas y jardines, arquitectura y arte barroco, y palacios del Siglo XVII y XVIII -creo que no lo sabíamos con exactitud-. La mayoría de los mexicanos vemos a San Miguel de Allende, como una ciudad para salir de fiesta y nada más. Cada 15 de Septiembre sus calles se llenan de personas de todos los rincones de la República, para claramente… celebrar el Día de la Independencia y demostrar que amamos a la patria que nos da sustento. Sus calles inundadas de gente, mariachis en cada esquina y el tequila saliendo hasta de las alcantarillas para calmar la sed de todos los que han venido desde tan lejos para celebrar.
No solo vamos a San Miguel para festejar la Independencia de nuestro país. Muchos de nosotros lo utilizamos como una ciudad de fin de semana para la fiesta y visitar los bares y antros de moda. Llegamos un día en la tarde para divertirnos por la noche, para la mañana siguiente tomar nuestras pequeñas maletas y dirigirnos a nuestras casas a descansar. Simplemente eso, fiesta. San Miguel de Allende o San Mike -como también se le llaman- tiene mucho más que ofrecer que solo bailar en El Grito y precopear en el Bezzito.
Fue la primer ciudad declarada independiente por el gobierno español durante la Guerra de Independencia. Y por si fuera poco, en 2008 la UNESCO la nombra como Patrimonio Cultural de la Humanidad, gracias al aporte cultural y arquitectónico al barroco mexicano y su importancia en la lucha de Independencia. ¿Ignacio Allende nació aquí? ¡Claro! caudillo de la Independencia y héroe nacional, el cuál fue fusilado y su cabeza exhibida en una de las esquinas de la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato -otra gran ciudad colonial cerca de nosotros- junto con la de Miguel Hidalgo, Juan Aldama y Mariano Jimenez -héroes de nuestra historia-.
Fue hasta el año 1826 que se le agrega el apellido «Allende» a la ciudad. Fundada en 1542 por Fray Juan de San Miguel quien la bautizó como San Miguel el Grande. Por esta ciudad pasaba el Antiguo Camino Real o el Camino de la Plata -uno de los caminos más extensos y antiguos del continente americano, empezando en la Plaza de Santo Domingo en la Ciudad de México hasta Santa Fe, Nuevo Mexico en Estados Unidos para el comercio principalmente de la plata-.
Al fin de la Guerra de Independencia, la ciudad fue decayendo. No fue hasta el año 1900 cuando vuelve a retomar su esplendor, gracias a artistas extranjeros que visitaron la ciudad y resaltaron las estructuras coloniales de estilo barroco y neoclásico. Se crean escuelas de arte como el Instituto Allende y la Escuela de Bellas Artes. Esto atrajo a estudiantes de arte extranjeros, y así poco a poco la popularidad de la ciudad en cuanto al arte y arquitectura fue creciendo.
Pasear por el centro histórico es revivir el pasado. El Jardín Principal cubierto de árboles de laurel y sus innumerables bancas nos invitan a sentarnos, comer una nieve y apreciar el centro de la ciudad. Rodeada de edificios coloniales del siglo XVII y XVIII y una Parroquia rosada única en su estilo, hacen de San Miguel de Allende un destino turístico rico en arquitectura, cultura y arte. La Parroquia de San Miguel Arcángel es un icono característico de la ciudad, con sus numerosas torres y su fachada rosada de estilo neogótico. Construida en el siglo XVII originalmente con un estilo barroco, fue hasta el siglo XIX cuando se le agrega la fachada rosa de estilo neogótico.
Una pequeña introducción a lo que es San Miguel de Allende, una belleza colonial que para nosotros, los guanajuatenses, la tenemos a la vuelta de la esquina y no podemos apreciarla como lo que es. ¡Me encanta ir de fiesta ahí! Pero no debemos olvidar el pasado y la importancia de la ciudad, histórica y culturalmente. Debemos aprovechar lo que tenemos cerca y sacarle el mayor provecho, ir un fin de semana a visitar sus iglesias, sus museos y caminar por sus calles… conocerla desde otra perspectiva.