A pesar de una gran variedad de literatura, estrenos cinematográficos y nuevas historias, donde se expresan ciertos tabúes como parte de la vida cotidiana, la sociedad busca asustar al lector, al hacer énfasis sobre los temas prohibidos, los cuales pueden llegar a distorsionar nuestra perspectiva sobre lo que es aceptable y lo que no, convirtiendo los tabúes en algo normal. A mi punto de vista, una novela controversial no refleja completamente el estilo de vida de una sociedad.
Para aquellos que no comprendan el término de novela, según la Real Academia de la Lengua Española, es una obra de literatura que se encarga de narrar acciones que pertenecen parcialmente o totalmente al ámbito de ficción. ¿Ficción? ¡Exacto! una simulación de la realidad.
Pero ¿que pasa con todos loas artículos a favor o en contra de ciertas novelas publicadas? Como todo nuevo tema, reciben criticas tanto positivas como negativas. Ni una ni la otra están en lo correcto e incorrecto. Cada quien decide que leer y que no. No se puede juzgar a aquellos que prefieran un cierto género literario. Pero el que sea un libro no implica que sea real, y mucho menos que todas las personas estén de acuerdo respecto a lo que leen. Una novela no puede cambiar de un día a otro tu perspectiva o pensamiento sobre la vida, no va a destruir los valores que te fueron inculcados. El que se prohiba un tema, no quiere decir que no exista o que va a desaparecer de la faz de la tierra con solo no mencionarlo, y tampoco va a evitar que las personas no lo lean. En la actualidad podemos tener toda la información que queramos en cuestión de segundos, y ¿quien nos puede impedir encontrar por internet lo que buscamos? Unas cuantas novelas escandalosas no van a cambiar nuestra mentalidad -por lo menos en algunos-, por que debemos entender que son solamente novelas.
Recuerdo cuando salió el libro del Código Da Vinci, pero aun más cuando salió la película. Tenía 17 años. Campañas y pláticas por parte de grupos religiosos, sobre el “por qué no ver el Código Da Vinci” inundaban toda la ciudad. Nunca leí el libro, pero no entendía por qué tanto escándalo por una simple historia. Para salirme de la duda fui a verla, esperando salir llena de culpa y pecado e ir directamente a confesarme por haber visto semejante barbarie. La única pregunta que me hice a mi misma cuando terminó fue ¿por esto hicieron tanto escándalo? Dato; ¡sigo siendo católica! y creo en que lo dice mi religión, por lo que los “hechos” que salen en la novela, a mi punto de vista fueron completamente la creación del autor y aquellas personas que creyeron que al leerla era un acto de herejía o que lo que pasaba en la novela fue real, pues… sin comentarios. Es una novela policíaca, y nada más. No intentaba ponernos en contra de la Iglesia y nuestra religión, ni hacernos creer que habíamos vivido en una mentira toda la vida. Era una simple novela…ficción. Si estás bien firme en tus creencias, un libro con una historia diferente no tiene por que influir en lo que crees ni en tu moral.
Uno de los más recientes estrenos cinematográficos basado en una novela, ha vuelto a desencadenar el furor que se vivió hace cuatro años con el lanzamiento del libro que se convirtió en un fenómeno mundial. Tantos artículos, criticas y reseñas publicadas en las redes sociales sobre esta novela de ficción, al parecer basada en la serie de vampiros de Crepúsculo -ya saben, aquellos libros para adolescentes románticas sobre el hombre perfecto-, invitaban al lector a comprar y leer este libro. Aquellos que lo leían completaban la trilogía en un mes de lectura -que este bien escrito o no, es otro asunto.
Claramente 50 Sombras de Grey no es una lectura para las jóvenes de 15 años, quienes se enamoraron de los vampiros guapos, ricos, poderosos, protectores, perfectos, inmortales… en fin, todo con lo que una joven sueña. Es una novela erótica -por que eso es lo que es- ah, y romántica. Pero no es la primera novela erótica que se ha escrito, podría nombrar algunas y les aseguro que Grey se queda solo en lo romántico. ¿Así que por que tanto escándalo? Cuando se estrenó la película, comenzaron a circular artículos sobre el “por que no ver la película” o “no leer los libros”, argumentando sobre el daño que se está haciendo a la sociedad y principalmente a los jóvenes. Prohibiendo a sus hijos el leer los libros o ver las películas. Somos jóvenes, si queremos salir de la curiosidad, vamos a hacerlo, sin importar lo que nos digan. Se tiene al alcance de nuestras manos cosas mucho peores que una simple novela candente. ¿Quien prefiere leer un libro de unas cuantas paginas, a descargar gratis un video por internet?. Les aseguro que no la mayoría.
Fui a ver la película, solo para que no me la platicarán, y lo único que hacía era esperar que pasara algo emocionante en la película, ver pasar los minutos en el reloj esperando a que terminara, nunca captó mi atención, al igual que los libros -aunque muchas argumentan que los libros están mejores, claro, los libros siempre son mejores. Es el básico cliché, el joven guapo, rico, exitoso y la mujer inocente e inexperta que se enamora de él, para terminar en una bella historia de amor, lo único diferente es la parte erótica. Pero no creo que leer este tipo de novela vaya formando en la mente de todas las mujeres una lujuria respecto a la sexualidad, que busquen ser sometidas por un modelo de hombre machista o que los hombres piensen que a nosotras nos agrada. Yo crecí con Harry Potter y su mundo mágico -y no por eso intenté practicar la magia, hacer pociones, admirar a los magos o brujas y dejar a un lado mi religión.
No soy fan de Grey, sus 50 sombras, sus trastornos mentales o lo que tenga el pobre hombre. Me tienen sin cuidado la gente que los leyó y le agrada la historia. Se que no llegaron a su casa a poner en práctica todo lo que aprendieron al leer el libro. Cada quien decide que leer. A mi no me llamaron la atención, aunque pensé en leerlos. Quede tan empalagada de la saga Crepúsculo, sus vampiros y hombres perfectos -nunca pude terminar los libros-, que preferí dedicar mi tiempo en otra lectura. Me cansaron los diálogos y la historia sin fondo, tal y como describe Jessica Reaves en el Chicago Tribune sobre Grey ; “está salpicada abundantemente y repetidamente de frases estúpidas” -no es nada personal.
Se tienen que ver las novelas como lo que son, historias de ficción y fruto de la imaginación de los escritores. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. En vez de prohibir un tema, se debe enseñar a no creer todo lo que se lee. El que esté en un libro no implica que sea un reflejo de la realidad. Leer una novela es salir un momento de tu realidad, transportarte a otro mundo, con sus personajes e historias, dejarte envolver en la ficción.